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  • 24/03/2021 - 08:44  

    La beterrada bajo el microscopio de la dra. Cristina Ruano.

    La beterrada o remolacha es una planta originaria del sur de Europa, que crece libremente en muchas de sus zonas costeras y en el norte de África. Fue a partir del siglo 19 cuando se abandonó el uso que tradicionalmente se daba consumiendo tanto sus raíces como sus hojas (de sabor parecido al de la espinaca) y, más que como alimento, se destinó a otros fines como la obtención de azúcar de mesa, la extracción de alcohol o como planta medicinal.

    El azúcar de la remolacha es la sacarosa y se extrae de la variedad de remolacha azucarera, por ser la que contiene una mayor concentración de este producto. Nuestros antepasados lo sabían perfectamente por lo que ya desde el siglo 16, en incluso en nuestros días, se utiliza como edulcorante.

    Al extraer el azúcar de la planta, queda la pulpa; un subproducto que se utiliza muchísimo en la alimentación animal, y por supuesto, como fuente de fibra dietética de consumo humano.

    CRISTINA

    Existen distintas variedades de beterrada entre las que destacan la blanca o alargada, y la roja mucho más sabrosa que, además de ser interesante por sus propiedades medicinales, se destina principalmente a la alimentación como hortaliza fresca, por ejemplo, para las ensaladas.  

    La beterrada roja es rica en betalaínas, flavonoides que le confieren el color rojo, como la betacianinas y betaxantinas. Estos pigmentos son potentes antioxidantes que nos ayudan a bloquear los radicales libres y, por tanto, nos ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares, la aparición de algunos tipos de cáncer, las enfermedades degenerativas y el envejecimiento.

    Además, es una hortaliza energética por su contenido en azúcares. Pero también es rica en minerales como el hierro o el magnesio por lo que se hace especialmente interesante su consumo en mujeres durante el embarazo o en general para personas que pasen por momentos de anemia.

    Sus hojas son una fuente excelente de vitamina A, mientras que las raíces, los bulbos que todos identificamos como la beterrada, son una buena fuente de vitamina C. Hay que destacar también su aporte de ácido fólico y de ciertas vitaminas del grupo B, como B1, B2, B3 y B6.

    En cuanto a los efectos más fácilmente apreciables en nuestro organismo hay que se señalar que, la beterrada, al contener una abundante cantidad potasio y bajos niveles de sodio, su consumo provoca una acción diurética que favorece la eliminación del exceso de líquidos de nuestro cuerpo.

    Por otra parte, al ser muy rica en fibra dietética tanto soluble como insoluble, resulta un complemento perfecto en las dietas de adelgazamiento, pues nos ayuda con el tránsito intestinal y en el mantenimiento de las “bacterias buenas” de nuestra flora intestinal o microbiota.

    Si bien es cierto que el uso de remolacha está muy bien tolerado por la población en general, no menos cierto es que, desde estas líneas dedicadas a su análisis nutricional en cuanto a los beneficios para la salud, hemos de decir que, por su alto contenido en oxalatos, su consumo no es recomendable para las personas con tendencia a desarrollar cálculos renales o padezcan de artritis reumatoide o gota.

    Por lo demás, tal y como hemos visto a lo largo de este artículo, la beterrada es una hortaliza muy prometedora para el cuidado de la salud.

    Por cierto, tengan en cuenta que los pigmentos de la remolacha tiñen la orina y las heces de color rojo, así que no se asusten, pues se trata de algo inocuo y pasajero.

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